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Foto del escritorImperitura

Libre soy... libre soy

Actualizado: 13 ago 2022

Si alguien me pregunta que qué es lo que más valoro, podría responder sin dudar que es la libertad. No la de acto de rebeldía, de traje de paño y converse (como diría un primo mío), sino esa que de verdad permite simplemente ser, por encima de lo que sea. Es increíble que en estos tiempos modernos debamos pelear por ser quienes somos en el fondo del alma.


Siento que mi afán de libertad, de ser, de creer en lo que quiero, viene de un papá que en la infancia me hacía sentir avergonzada por mis pensamientos, gustos e ideas. Ahora opino que desde la niñez somos condicionados a lo que los adultos quieren para nosotros, pensando en que es lo correcto, pero sin entender quienes somos, y lo que nuestra alma anhela en el fondo. Es deber personal recuperar lo que no hemos sentido como propio, pero en realidad si es, para dejar a un lado lo que no vibra con lo que somos en el fondo.


Soy una persona libre por naturaleza, me cuestan ciertas convenciones sociales, no me sale bien ser hipócrita y no me siento nada cómoda si no hago lo que me nace. No soporto sentirme obligada o comprometida con algo o alguien, porque quiero hacer las cosas desde mi propio gusto y no desde el deber impuesto por los demás.


Todos tenemos alguna lucha personal que libramos en el interior o en el exterior, donde nos vemos privados de la independencia o autonomía que deseamos. Es por lo que respeto a profundidad a cualquier persona que se encuentre en la búsqueda de lo que su alma le indique, liberándose de cadenas y de yugos, propios y ajenos.


No me voy a centrar en las luchas de los demás, no podría ni siquiera hablar sobre lo que los otros sienten, si no conozco sus contextos, sus vidas y sus emociones; sería muy ególatra de mi parte creer que tengo la última palabra sobre la libertad, ya que al final solo puedo hablar de primera mano acerca de cómo yo la percibo.


Con honestidad, me agrada hacer lo que se me da la gana; soy dichosa de gastar mi vida en lo que de verdaderamente me hace feliz, y en lo que me llena el alma de alguna forma. El tiempo me ha permitido dejar de tener que cumplir por obligación, para pasar a ser un poco más sensata conmigo, mis planes y mis sueños. Al final del cuento, yo soy la única que puede convertirlos en realidad, al ser responsable de mí misma.


Ya no soy capaz de realizar algo por mera obligación o compromiso social, si no me siento bien, no lo hago, puesto que la decisión personal está en poner mis necesidades como prioridad, no cumplir por cumplir. Ahora soy muy consciente de que no puedo destinar mi vida a desarrollar las expectativas de los demás, dejando a un lado las mías.


Por supuesto que no hablo de los acuerdos y negocios que se hacen; estos vienen de una decisión personal, tomada en conciencia. Es deber cumplir y honrar la palabra, pero al ser así, estoy segura de que si bien me puedo equivocar, soy sigo siendo leal a mí, a mis planes, sueños e ideales.


De un tiempo para acá me siento incómoda con la crítica, tanto de mi parte hacia los demás, como de los otros sobre el resto de personas. De una manera inconsciente es una negación a las diferencias naturales que hay entre la gente, y esto se traduce, de cierta forma, en no permitir y no dejar ser. Quisiera ser más compasiva y no pensar en los demás, a manera de crítica, y más bien buscar lo bueno que los otros tienen y que tal vez falta en mí. Dejar ser para también permitirme ser, sin pensar en el qué dirán.


Así como exijo respeto para mí, mis ideales y mis sueños, soy consciente de que lo que pido es lo mismo que debo dar a los demás.


A los que me conocen y a los que no, sepan que no me gusta que comprometan mi tiempo, no me obliguen a recibirlos en pijama, a aceptarlos en mi casa, sin avisar; tampoco a que se metan en mis decisiones, en mi familia, en la crianza de mi hijo, y mucho menos en mi vida. Sus opiniones no fueron pedidas, y por ende no son aceptadas. Respeto que hagan lo que mejor les parece, que sean lo que su corazón les indique; soy una aliada de todo aquel que no quiere vivir con cadenas y ser netamente libre de espíritu.


Valoro tanto mi libertad, que sé que es el comportamiento más responsable que puedo tener con mi persona. Ese es el verdadero acto de amor propio.


Imperitura.


Foto de Nita


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