Después de un año llevando este blog con relativa disciplina, teniendo en cuenta que me tomé un descanso por la muerte de mi abuelita, por fin me decidí a empezar con el proceso de mi primera novela.
Me gusta escribir, me hace sentir feliz y llena. Llevo un diario desde niña, en el que me he podido desahogar y expresar mis complejidades emocionales; desde hace unos años lo escribo en un blog secreto, que nadie conoce y no está publicado. Es un resumen de mi vida, y mis sentimientos, por más cursi que suene. Todo real, desde mi punto de vista y mis vivencias.
También este experimento, www.imperitura.com, ha sido un lugar donde me he dado permiso de escribir sobre lo que me gusta, lo que siento y pienso, casi que sin restricciones, y que me ha ayudado a encontrarme como escritora, y al tiempo, como mi mayor crítica.
Tengo que mencionar que soy una mujer muy imaginativa; me gusta recrear en mi mente escenarios diferentes a las historias de mi vida, y la de los demás; me agrada volverlas ficción, darles giros, hacer cambios en personajes y locaciones, y en especial tengo una obsesión con finales alternativos. Digamos que me persigue la frase: ¿qué hubiera pasado si...?. Me divierte crear todas las probabilidades, y como si se tratara un poco a jugar a ser dios, y me doy libertades creativas solamente en mi mente, porque nada de esto he sido capaz de transferir a palabras reales, hasta el momento. Me aterra el proceso que lleva hacer una novela.
Por lo que admiro a todo aquel que se ha sentado a escribir, por simple gusto, sin importar si es perfecto o no. Solo por amor a las letras y a contar historias. Yo apenas estoy en el proceso de dejar de lado tanta autocrítica y lanzarme al vacío como novelista, y créanme que el miedo me ha ganado la partida un par de veces el último año.
¿Cómo se empieza a escribir una novela? Fue para mí una pregunta constante los anteriores 12 meses. Cuando uno no es profesional de las letras, entiende que no conoce el oficio, y que hay que investigar para hacerlo de la mejor manera posible. Y así me he visto saboteada por mi perfeccionismo (leer entrada "No tiene que ser perfecto para ser maravilloso"), en donde si bien he aprovechado el tiempo para aprender cómo hacerlo, no he escrito la primera frase de mi historia. Y la verdad es demasiada teoría y me frustra no lograr ver mi idea concretada de alguna manera, por más mínima que sea.
Desconozco si es mi miedo al fracaso, la severa autocrítica y mi perfeccionismo paralizante, o que en realidad no sé cómo comenzar porque tengo que estudiar aún más para comprender la forma de hacerlo. Creo que lo que más me asusta es empezar y no terminar, por el hecho de no saber hacia dónde voy.
A lo mejor tengo que encontrar mi propio proceso como escritora, pero esperaba que alguien me diera la receta mágica para lograrlo (si alguno la tiene, la agradezco).
Mientras tanto, seguiré invirtiendo mi tiempo en ver videos en YouTube, leer todo lo que me aparece en Google, y en los cursos que encontré en línea, que sin mentir, me han dado bastante idea sobre cómo se hace. En definitiva, todo se encuentra en internet, pero al ser autodidacta el camino es un poco más largo.
Algo que me alegra mucho, es que a pesar de que no he empezado con mi novela puntualmente, es que siento que estoy creando los cimientos correctos para esta, que será la primera, pero espero no la última. Si la empiezo, es para terminarla; es un compromiso personal así me demore más de lo que espero.
Sé que tengo que escribir y escribir, hasta que logre sacar adelante esta novela; una vez lo haga, todo será más fácil y mis miedos irán desapareciendo, para darle cabida a los mundos que por ahora solo viven en mi cabeza.
Cuando la frustración me gane y piense en abandonar, me recordaré que amo las letras y que escribo desde siempre. Soy una contadora de historias.
Imperitura.
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